En estos días hemos estado realizando una serie de mudanzas para prepararnos para lo que nos viene. Por tanto, y aprovechando esta ocasión de escribir, nos vamos a dar las gracias mutuamente por la colaboración en estas tediosas tareas que son las mudanzas y que a nadie les gusta hacer.
La única diferencia es que nosotros sí hemos disfrutado de estos momentos, ya que las mudanzas han sido más que cómodas, estanterías y libros.
La primera foto corresponde al traslado del moisés del piso del Real al de la Corredera. Es una pena la calidad de la foto y que no se pueda ver al jefe de grupo abriendo las aguas y con una vara midiendo los cables para que no nos diéramos con ellos. Resaltar la solemnidad y la elegancia del traslado en todo su recorrido. La única pega creemos que fue la gran cantidad de paradas que se hicieron. Y para los clásicos hemos de decir que el moisés iba a ruedas.
La segunda foto corresponde a la fatigosa mudanza que se realizó durante el fin de semana, pues nuestro amigo Troche se ha mudado de piso para poder tener más espacio al ampliar su familia en breve. Resaltar en este caso la ayuda inestimable de Mária y Muro, pues fueron los únicos que cargaron con los bultos en sí, aunque también hemos de decir que Moche fue importante en la mudanza al poner a disposición su coche y una furgoneta de ATESA, aunque no tanto como su padre, Don Adrián, que sin él, y el apoyo moral de Adri hijo al otro lado del teléfono, no se podría haber hecho. Como esto lo estamos escribiendo el sábado, diremos que los que ayuden hoy a finalizar la arduísima faena, serán reseñados en próximos escritos. Y a los lectores que no lo sepan diremos que la mudanza tan costosa se realizó desde el 2º A al 2º C de la misma vivienda, por lo que, tras 2 horas de espera de Moche en su coche para acarrear bultos, decidió llevarlo de nuevo a la cochera y esperar en Alejo a que llegaran los sufridos sherpas.
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